Aunque frecuentemente sintamos el dolor cervical, sin darle demasiada importancia, pues resulta que no deberíamos ignorarlo tan ligeramente. Un hormigueo puede transformarse en un dolor insoportable y también puede causar otras enfermedades. Por lo tanto, es muy importante informarse acerca de sus síntomas y causas, para poder llevar una vida sin temor.
¿Recuerda la última vez que despertó con el cuello rígido? Esto es la consecuencia de la mala postura de la cabeza durante el sueño. Por eso uno debe usar una almohada ergonómica, además de dormir en un colchón medio firme. Cabe señalar que le puede dar una distensión muscular, cada vez que acerca la oreja lo máximo posible al cuello, como por ejemplo, durante una conversación telefónica .
En casos más serios, el dolor en el cuello puede surgir después de un accidente o un latigazo cervical. Si una persona hace un movimiento demasiado brusco en el cuello durante un golpe fuerte o un accidente, pues eso puede dañar los músculos, los tejidos y los nervios. Otros estados que pueden causar el dolor en el cuello son bursitis, clavícula fracturada, escápula fracturada, heridas de manguito rotador, dislocación de hombros, tendinitis y enfermedad de la vesícula biliar.
Aunque hayan muchos síntomas del dolor en el cuello y en la espalda, las más frecuentes son la tensión, la insensibilidad y la debilidad. Los pacientes que sienten la tensión causada por una sensación ardiente, acalambrada o punzante, pueden sentir rango limitado de movimientos, ligeros o fuertes dolores de cabeza y finalmente el cuello rígido. Además, fuertes movimientos de los músculos o huesos pueden resultar una debilidad, mientras que el endurecimiento se caracteriza por la pérdida de la sensibilidad al tocar la zona del cuello.
Cuando el dolor empieza a afectar la rutina diaria, hay que hacer una radiografía. De ese modo se identifica la verdadera causa de dolor y se puede formar un diagnostico correcto. Cuando se descubre la primaria causa del dolor y se puede determinar el diagnóstico correcto. Al encontrar la causa primaria del dolor, el médico decide la terapia adecuada. La duración del tratamiento también depende de la causa y la intensidad del dolor que el paciente siente. Durante la terapia, el tejido de músculo distendido debe descansar para recuperarse adecuadamente. El collarín cervical es una buena solución no solamente para mantener la cabeza levantada, sino también para prevenir cualquier movimiento del cuello. Usarlo puede ayudar a la curación de ligamentos suspensorios. Igualmente, la resonancia magnética es un procedimiento que puede detectar el posible daño de los tejidos.
Cuando el dolor se vuelve insoportable, se pueden recetar analgésicos. Sin embargo, si el paciente puede aguantar el dolor, los analgésicos no son recomendables, es más, es aconsejable evitarlos, para no perjudicar más la salud. Antes de usar las pastillas, es recomendable ponerse compresas frias durante unos 15 ó 20 minutos para que disminuyan la inflamación. Si el dolor al cuello se vuelve crónico, se pueden recetar dosis más altas de medicamentos antiinflamatorios o unos analgésicos más fuertes, para que disminuyan el dolor y la inflamación en los músculos.